martes, 15 de diciembre de 2009

CARSTENS ASALTA EL BANCO DE MÉXICO

Tal como se venia comentando por los analistas financieros de que Agustín Carstens dejaría la Secretaria de Hacienda para ir como gobernador del Banco de México y así sucedió el pasado miércoles fue sustituido por Ernesto Cordero, quien a su vez dejaría la Secretaria de Desarrollo Social.
Estos cambios tienen el propósito de “armonizar” la política monetaria y fiscal según el presidente Calderón y efectivamente así será, y es que la estrategia del gobierno federal es llevar hasta las ultimas consecuencias el programa de estabilización que consiste en mantener bajo control el proceso inflacionario por una parte y por la otra la disciplina fiscal, es por ello que Ernesto Cordero que ya fue subsecretario de egresos de hacienda se encargará de aplicar el ejercicio del gasto público de acuerdo a lo establecido en la ley recientemente aprobada donde se contempla tan solo un déficit de 0.75 por ciento del PIB.
Porque la estabilidad financiera es lo más importante antes que la recuperación económica tal como lo establece el enfoque monetarista de la política económica del gobierno de Calderón, aunque éste ha sido muy cuidadoso en no manifestar que las medidas adoptadas para enfrentar la crisis económica son de este carácter.
De esta manera Agustín Carstens tendrá que pasar por la aprobación de su nombramiento por parte del Senado de la República o por la Comisión Permanente del Congreso de la Unión pero ya se da con un hecho su nombramiento como gobernador del Banco de México.
Carstens, seguirá vigilando las funciones del Banco de México que son procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda; garantizar el adecuado funcionamiento del sistema de pagos y promover el sano desarrollo del sistema de pagos del país.
Sin embargo la política monetaria no sufrirá cambio alguno, lo que significa que no promoverá el crecimiento económico a través de una intervención activa en el mercado de dinero para llevar a la baja las tasas de interés y de esta manera fomentar la inversión productiva.
Como queda claro el aumento de los impuestos y de los precios de los bienes y servicios del sector público para el año entrante llevara a una mayor inflación y por esto la política monetaria tendrá que ajustarse para poder alcanzar la meta en la materia y quien mejor que un tecnócrata como Agustín Carstens, educado en la mejor escuela monetarista.
Para los monetaristas la estabilidad consiste en mantener bajo control la inflación, tener un equilibrio en las finanzas publicas, es decir, que el gobierno no puede gastar más de sus ingresos y por último el equilibrio en la balanza de pagos.
La estabilidad financiera es una condición indispensable para el crecimiento económico y es por ello que la política del gasto público restrictiva es otra condición para la estabilidad en el corto y mediano plazo, porque si el gobierno incurre en el déficit público aumenta la presión sobre la demanda agregada-consumo e inversión-provocando el incremento del nivel de los precios, es decir, más inflación, que tarde o temprano deterioran el poder adquisitivo de los salarios y de los ingresos.
Además, la política monetaria restrictiva tiene la función de fomentar alta tasas de interés para captar el ahorro externo, esto significa un mayor monto de entrada de capitales al país.
Toda esta estrategia en materia de política económica es equivocada porque conduce a profundizar la crisis económica, empezando por el encarecimiento del crédito a las inversiones productivas mediante tasas de interés más altas. Una política fiscal con el aumento de impuestos eleva los costos de producción disminuyendo la rentabilidad de las inversiones y con ello el desempleo también aumenta.
De esta forma los cambios en el gabinete y la propuesta de Carstens a ocupar la gubernatura de la banca central por parte de Calderón cierra la pinza en su estrategia de mantener la estabilidad financiera antes que el crecimiento economico.
Prácticamente Carstens asaltara el Banco de México para continuar profundizando el enfoque monetarista con el propósito de mantener la estabilidad financiera del país, con esto desmantela la posibilidad de un cambio en la política monetaria orientado a fomentar la inversión productiva y el empleo por un lado y por el otro de que la política fiscal como fue aprobada para el año entrante conducirá a profundizar la crisis económica, aumentando el desempleo y con ello el empobrecimiento de la población en el corto plazo.

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