lunes, 4 de abril de 2011

CRISIS DE LA DEUDA PÚBLICA PORTUGUESA


José María Carmona

El pasado miércoles 23 de mayo el primer ministro de Portugal, José Sócrates renuncia tras el rechazo del parlamento al programa de austeridad fiscal, pues no pudo cumplir, junto con su ministro de finanzas, con la promesa de reducir su déficit público al 4.6 por ciento del PIB en este año.

Sin embargo, de no tomar las medidas de austeridad propuestas por el ex-primer ministro, Portugal podría ser el próximo país europeo que requiera de un rescate financiero en la Unión Europea.

Para efecto de lo anterior, el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, ha dicho que se aprobaría una ayuda de unos 75 mil millones de Euros (106 mil millones de dólares).

Pero José Sócrates calificó de "infantil" la idea de que Portugal requiera de la ayuda internacional y en defensa de su nación se opone a la idea de que a se le considere un país incapaz de resolver sus problemas. Al contrario del ex-presidente luso, Gunther Krichbaum, quien es el presidente del Comité de Asuntos de la Unión Europea, asegura que será necesaria la ayuda económica para Portugal si se quiere evitar que los inversionistas compradores de bonos pierdan todo su dinero como sucedió en argentina.

Dentro de la coyuntura, los 5 principales bancos de Portugal retrocedieron en sus calificaciones crediticias con la calificadora Standard & Poor's entre 2 y 3 peldaños el pasado lunes 28 de marzo. El menos afectado fue Banco Santander Totta por el respaldo de su matriz Banco Santander que le brinda flexibilidad ante la crisis.

Tras la renuncia de José Sócrates los bonos lusos a 10 años alcanzaron su máximo desde los orígenes de la eurozona, con una tasa de 7.79 por ciento. Para el jueves 31 de marzo la tasa de interés alcanzó el histórico de 8.02 por ciento.

De acuerdo con la calificadora Fitch, es necesario que los países con un alto grado de endeudamiento soberano, entre los que se encuentran Italia y Bélgica además de Portugal y Grecia, establezcan un fuerte compromiso en la toma de medidas para reducir la crisis atendiendo a las exigencias del eurogrupo, de lo contrario se reducirán aun más sus calificaciones y ya es un riesgo probable que se cierre el mercado para Portugal.

La crisis de deuda de Portugal representa un peligro real para el sistema financiero internacional, debido a que los títulos se cotizan en los mercados financieros de todo el mundo, la insolvencia financiera representaría un duro golpe no solo para la Unión Europa sino para la economía global.

De declararse la insolvencia fiscal de Portugal, es decir el no pago de sus obligaciones en deuda pública en el corto plazo el sistema financiero será sacudido porque desencadenaría una crisis de pago en todo el mundo dentro de los circuitos financieros, el no pago de la deuda pública llevaría a la insolvencia crediticia, los inversionistas internacionales de carácter institucional no sabrían que hacer con los papeles convertidos en basura de los títulos de la deuda pública portuguesa.

Es por ello que el Banco Central Europeo insiste en un rescate financiero de Portugal para contener la crisis que se puede desencadenar, pero se encuentra ante la oposición de Alemania para el financiamiento del paquete porque sería el principal aportador de los recursos de capital que se necesitan para el apalancamiento del costo financiero del rescate.

La postura alemana obedece a la oposición que existe entre los alemanes, principalmente los trabajadores de tener que pagar los errores fiscales de otro gobierno de otro país a costa de la imposición de planes de austeridad.

Por su parte el gobierno portugués esta en el dilema de tener que aplicar un severo ajuste a las finanzas públicas que repercutiría directamente en el sistema de pensiones a lo cual los trabajadores portugueses no estarían dispuestos aceptar abriéndose una crisis política y generando inestabilidad social como fue el caso en Francia y España a principios de año.

Es por ello que tanto el gobierno portugués como el Banco Central Europeo, así como los gobiernos implicados en el rescate fiscal de Portugal tendrán que evaluar las repercusiones no tan solo de carácter financiero y económico sino también políticas en los últimos días.

Lo cierto del asunto es que la crisis y la deuda portuguesa ponen de manifiesto toda la corrupción y los malos manejos de su gobierno, al mismo tiempo siguen cuestionando la viabilidad financiera y política de la propia Unión Europea como una alternativa para otras regiones del mundo, en pocas palabras hoy el modelo europea si bien no ha entrado en una crisis generalizada, está altamente cuestionada su viabilidad principalmente por los trabajadores europeos que tendrán que pagar las consecuencias de la crisis fiscal en ese caso en Portugal y los demás países que se encuentran en esta situación.  

 

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